En el 2001, se llevó a cabo en Manitoba un estudio aleatorizado, acelerado y longitudinal, el cual demostró que, en gran parte, los efectos beneficiosos del programa se mantenían o continuaban mejorando durante los años de seguimiento (disminución de la agresión física, disminución de la agresión indirecta y aumento de los comportamientos prosociales).
Un ensayo longitudinal, aleatorizado, controlado de conglomerados, realizado en Irlanda del Norte, encontró que Roots of Empathy tuvo un impacto positivo en aumentar el comportamiento prosocial en los niños y reducir su comportamiento agresivo y difícil. El estudio también reveló alguna evidencia de que los efectos relacionados con la disminución del comportamiento difícil podrían mantenerse durante tres años después de la participación en el programa. Se encontró además que el programa era rentable de acuerdo con las directrices nacionales.
Una evaluación del programa Roots of Empathy en Suiza, 2015-2017, demostró una reducción significativa de la agresión, en comparación con controles. Los resultados seguían vigentes un año después de haber concluido el programa.